Políticas culturales mexicanas
Para comprender la cultura mexicana y su potencialidad creativa, primero es necesario percatarse de la inmensidad y diversidad geográfica y humana del país. México tiene centros urbanos cosmopolitas, poblaciones costeras de renombre internacional, selvas tropicales profundas, montañas nevadas y volcanes. En México se hablan 69 lenguas, que corresponden a los 68 pueblos indígenas más el español, y 364 variantes dialectales. Con estas diferencias, en 1992, la Constitución recogió una declaración cultural específica: “La Nación mexicana tiene una composición pluricultural sustentada originalmente en sus pueblos indígenas” (Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 1917, Art. 4; modificación) [1]. México es, pues, un país con una conformación heterogénea: pluriétnica y plurilingüística. Por ello, no todos sus habitantes perciben y viven culturalmente el país de la misma manera. Así lo razonan también las tres personas que han sido entrevistadas para elaborar los artículos que conforman el Dossier del número 23 de la Revista CCK.
México es uno de los países prioritarios de Fundación Kreanta en su programa de cooperación cultural internacional. Desde el 2009 con la participación del economista Ernesto Piedras, en la segunda edición de las Jornadas Ciudades Creativas en Barcelona, se inicia un proceso de colaboración que ha tenido continuidad y se ha ido ampliando hasta la actualidad. En el sector público (Gobierno de Ciudad de México, Alcaldía de Monterrey, Alcaldía de Puebla, Instituto Nacional de Bellas Artes de México y Estado de Puebla), en el tercer sector (ConArte y Fondo de Cultura Económica) y en el sector académico (Universidad Regiomontana, Tecnológico de Monterrey, Universidad de Guadalajara y Universidad Autónoma de Puebla).
En esta línea queríamos potenciar la presencia de contenidos mexicanos en la revista CCK. Para ello, el equipo de la revista con Félix Manito y Roser Bertran, han realizado una estadía, durante la primera quincena de febrero, en Ciudad de México, llevando a cabo entrevistas, para aproximarnos al México cultural y creativo que será el Dossier del próximo número de la revista, con Ernesto Piedras, director general de Nomismae, Lucina Jiménez, directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, y Claudia Curiel de Icaza secretaria de Cultura de Ciudad de México.
El economista Ernesto Piedras inicia sus reflexiones afirmando que “no existe un México en el sector cultural”, sino “un crisol de culturas empaquetado en algo llamado México”. Ante esta realidad, considera que desde lo público se trabaja con una mentalidad cultural del siglo XX, se piensa “en tecnicolor”, no en digital. Aunque en algunos estados (Puebla) se opta por lo digital “se hace desde la óptica económica (Secretaría de Economía), porque fomenta el turismo y crea empleo, pero no desde la visión cultural”.
Piedras resalta el importante papel que desempeñan los organismos internacionales en la realización de las políticas culturales mexicanas, señalando de manera principal a la UNESCO y al Banco Interamericano de Desarrollo. Por lo que se refiere a la escala institucional mexicana, considera que “no existe una política nacional, sino que existe una suma de treinta y dos políticas culturales estatales”. Por ello, repasa el posicionamiento de los diferentes Estados en relación con el hecho cultural.
Los Estados del Sureste, tienen en Yucatán su referente principal, que, además de liderar el turístico, se está industrializando, potenciando el sector digital. Para ello, recibe importantes apoyos de la UNESCO y del BID. El resto de Estados se suman “a la oleada positiva” fortaleciendo el turismo cultural y generando el “cluster cultural del Sureste”. Entre los Estados del Pacífico, resalta Jalisco que, además de disponer de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, es un Estado con un alto desarrollo del sector digital y del diseño. Los Estados del Norte, “agringados”, son los más industrializados y su oferta cultural es más limitada. “Monterrey dispone de un imponente hub tecnológico, que le permite no solo aprovechar esa potencialidad creativa, sino situarse en el mapa cultural mundial como referente creativo tecnológico”.
Mientras “Sinaloa está intentando redimirse por medio de la cultura y la acción comunitaria”, Tijuana se ha convertido en una ciudad creativa: “creatividad y cultura representan el 6.4% de la producción municipal total”, sumando “el trabajo colaborativo entre lo académico, institucional, privado y de participación ciudadana”. El Centro de México, Ciudad de México, “es un territorio palpitante… (Donde) Si la cultura representa el 6.7% del PIB nacional mexicano, la Ciudad de México es el 8.9% de su PIB”. Piedras habla de “las ciudades” de la Ciudad de México, donde la oferta cultural es inmensa, siendo el Sur lo más cultural (Jardines del Pedregal), ya que reúne las instituciones, centros y actividades culturales más importantes de la Ciudad y del país. La gran ciudad actúa con fuerza centrípeta con relación al resto del territorio. Es de resaltar la Alcaldía de Miguel Hidalgo cuya actividad cultural “es superior a la de algunos países de Centroamérica”. Sin embargo, “las ciudades medianas funcionan más a modo de circuitos culturales; funcionan más con economía de escala”. Ello se debe, principalmente, a las dificultades de comunicación interna.
“México consume cultura y genera creatividad”, afirma Piedras. Sin embargo, aunque su exportación cultural es importante, “el 80% de lo que consume proviene del exterior”. “Culturalmente, (…) México es sudamericano y europeo”. “Este hecho hay que considerarlo, una vez más, desde el punto de vista geográfico. El Norte de México piensa en Texas y en Florida, pero, del Centro del país hasta los confines del Sur, se piensa más en Europa (…), la Agencia Española de Cooperación y el British Council son puentes muy importantes y consolidados en México”. Por lo que hace al futuro cultural y la digitalización, Piedras considera que “la oferta y demanda en el ámbito cultural están en plena mutación en México” y que, pese al proceso de digitalización, “la presencialidad -asistir a un concierto, visitar una ciudad o un resto arqueológico, leer un libro y olerlo…- permanecerá”.
Lucina Jiménez, directora del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), resalta también la riqueza y diversidad cultural y lingüística del país: “… Actualmente, la Ciudad de México es la ciudad más diversa del planeta”, afirma. Son diversas las claves que caracterizan esa diversidad cultural y lingüística. En primer lugar, la gran capacidad de movilización social del pueblo mexicano, representada por la Revolución Mexicana (1910-1917) que trajo la escuela pública, gratuita y laica, las misiones culturales, los movimientos muralísticos, un sistema cultural potente, la creación del Instituto Nacional de Antropología e Historia, el Conservatorio Nacional, la Compañía Nacional de Teatro…
Entre los retos a afrontar, destaca la necesidad de descentralización del sistema cultural, basada en una gobernanza multiactores. En esta línea de la gobernanza, ha significado un importante paso adelante la creación de la Secretaría de Cultura (2018), con identidad propia, desligada de la de Educación, que ha permitido la promulgación de una Ley general de Cultura y Derechos Culturales (2017), modificada en 2024 [2], para “reconocer la diversidad cultural y los derechos de los pueblos indígenas en su condición de sujetos históricos contemporáneos, haciendo del reconocimiento de los derechos humanos un eje transversal”. Asimismo, se ha promulgado la Ley Federal de Cinematografía; se ha iniciado un proceso de repatriación de obras arqueológicas.
En esta línea de descentralización, Jiménez valora que el INBAL juega un rol determinante, pues su acción se fundamenta en un “eje transversal, que se llama Inclusión, diversidad e igualdad”, que permite “reconocer las violencias y nombrarlas como tales”, para actuar coherentemente; defender la diversidad sexual; reconocer los derechos de los pueblos indígenas, empezando por “aprender a nombrarlos como ellos se autonombran” y dar carta de naturaleza artística a su producción; dar espacio y representatividad al asociacionismo cultural. “Hoy en día, vivimos tiempos en los cuales los protagonismos tienen que ser más de proceso y de colectividad”: la cultura comunitaria, es decir, la “capacidad de crear, de relacionarte, de construir tu propia narrativa, tu propio repertorio, pero al mismo tiempo hacer uso de los recursos culturales de tu entorno, ya sea individual o colectivamente”.
En cuanto a la relación entre escuela y educación artística, Lucina Jiménez considera que el gran reto es “formar docentes, involucrar y formar artistas” para introducir el arte de forma eficiente en el currículo educativo. Finalmente, reflexiona sobre el posicionamiento de la cultura mexicana en su dimensión internacional, afirmando que, actualmente, se está trabajando de forma prioritaria con el exilio “porque para nosotros el aporte del exilio es fundamental en los procesos democráticos y estamos hablando de un aporte intelectual importantísimo”.
Claudia Curiel, Secretaria de Cultura de la Ciudad de México, habla de la multiculturalidad de los habitantes de la Ciudad, hecho que se manifiesta, entre otros, en la celebración de la Fiesta de las Culturas Indígenas. Pueblos y Barrios Originarios (los indígenas representan el 8.8% de sus habitantes). En este marco, la Ciudad de México cuenta con “una infraestructura cultural muy amplia y robusta, así como un marcado sentido de identidad propia”. La Secretaría se afana por mantener la “calidad y calidez” de la acción cultural, trabajando de manera transversal con entidades e instituciones públicas y privadas de la Ciudad y con instancias nacionales e internacionales. En el ámbito nacional, colabora con otras ciudades del país, de manera permanente y estable. En el espacio internacional, son de destacar las actividades realizadas juntamente con la asociación Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU) y con la UNESCO (México ha sido nombrada capital del diseño por su Red de Ciudades Creativas, 2017).
Entre otras actividades, la Secretaría lleva a cabo procesos de formación artística y cultural, tanto formal como no formal, en el marco del programa PILARES que abarca actividades para niños y adolescentes, formación de docentes y formación universitaria, coros y orquesta juveniles. Todas las actividades son de carácter gratuito, dado que “… A nuestro parecer, la cultura debe considerarse como un derecho y como parte de la vida cotidiana, no sólo como algo para comprar o consumir, y debe estar al alcance de todos”.
Curiel repasa las virtudes culturales de la Ciudad, que cuenta con un programa de promotores culturales comunitarios, que contribuyen a la descentralización de la acción cultural y facilitan el acceso al espacio público y su uso activo. De esta manera, la Ciudad fortalece los derechos culturales, contribuye a la mejora de los procesos de inclusión y al reconocimiento de las libertades políticas, culturales y sociales de la comunidad, así como a la consolidación de una cultura de paz. En estos momentos, la Ciudad pugna por el liderazgo mundial en la industria audiovisual, con inversiones multimillonarias. Todo ello en el marco de un emprendimiento cultural que concita instituciones públicas y privadas, goza del respaldo social y dispone de un sistema de gobernanza soportado en un potente marco jurídico específico para el ámbito cultural.
Descargar CCK Revista nº 23
[1] El 2 de junio de 2024, Claudia Sheinbaum ha resultado ganadora en la elección presidencial. Entre sus compromisos electorales, está el “hacer de México una República lectora y cultural”.
[2] https://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/ref/lgcdc.htm
Roser Bertran
Vicepresidenta de Fundación Kreanta y directora de la Cátedra Medellín-Barcelona. Experta en políticas públicas en el ámbito de educación y ciudad y consultora internacional en los ámbitos de gestión y planificación educativa participando en proyectos de la Unión Europea, la Agencia Alemana de Cooperación Técnica-GIZ y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) en diversos países de América Latina.
Presidente y director de Fundación Kreanta. También coordina el programa Ciudades Creativas (www.ciudadescreativas.org), la editorial de la Fundación (www.kreantaeditorial.org) y es director de CCK Revista.
Emilio Palacios
Director adjunto de Fundación Kreanta. Licenciado en Historia Moderna y Contemporánea. Ha desempeñado responsabilidades de planificación, organización y gestión en los Departamentos de Trabajo y de Educación del gobierno de la Generalitat de Catalunya en los ámbitos del empleo, la formación profesional y la evaluación de la formación.