La cultura de la ciudad de Barcelona
Por primera vez desde su creación, CCK Revista aborda, en su dossier, la cultura de la ciudad de Barcelona y sus conexiones con diferentes niveles territoriales. Lo hace a partir de tres instituciones culturales públicas clave y emblemáticas de la ciudad: el Museo Nacional de Arte de Catalunya (MNAC), el Gran Teatre del Liceu y el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB). La intención del dossier es aportar una perspectiva poliédrica no exhaustiva del ecosistema cultural de Barcelona, desde la experiencia situada de los responsables de dichas instituciones culturales, que desarrollan programas que articulan la cultura local y regional, al mismo tiempo, que son referentes a nivel internacional.
Nos parecía interesante escoger estos tres equipamientos por tener trayectorias diferenciadas. Mientras el Gran Teatre del Liceu y el Museo Nacional de Arte de Catalunya (MNAC) son equipamientos tradicionales: museo de arte y teatro de ópera, creados desde una visión decimonónica de la cultura; el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) es un centro articulador del pensamiento contemporáneo, que supone un contrapunto, pues su creación anticipa el enfoque multidisciplinar de la cultura del siglo XXI. Sin embargo, todos afrontan retos similares en un contexto actual caracterizado por las diferentes crisis vinculadas al cambio del paradigma ilustrado.
El Museo Nacional de Arte de Catalunya (MNAC) es un museo público creado en 1990, aunque es el heredero del Museo de Arte de Catalunya creado en 1934 en el Palacio Nacional, construido para la Exposición Universal de Barcelona de 1929, con la vocación de unir las diferentes colecciones de arte existentes. Está ubicado en la montaña de Montjuïc, una de las principales áreas verdes de la ciudad de Barcelona, que aún conserva bosques y alberga parques, equipamientos y lugares históricos, como el Castillo de Montjuïc. En sus faldas, se encuentran los barrios populares de Poble Sec, La Font de la Guatlla, La Marina del Port y la Marina del Prat Vermell.
El Gran Teatre del Liceu es el teatro con más historia de la ciudad de Barcelona, con 175 años recién cumplidos en su actual ubicación. Se trata de un equipamiento, de origen burgués y símbolo tradicional de la oligarquía catalana, que ha sido escenario de la conflictividad social en la ciudad. A principios de los años 80 del siglo XX, a pesar de seguir en manos privadas, se crea un Consorcio público para su gestión. Después del incendio de 1994, el Gran Teatre del Liceu reabre como teatro público en 1999. El Liceu se encuentra ubicado en Las Ramblas, paseo y arteria de la ciudad que cruza el distrito de Ciutat Vella, separando el turístico Barrio Gótico del barrio popular del Raval, además, une el centro de la ciudad con el mar.
El Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) es un centro cultural público, que se crea en 1994 en la antigua Casa de la Caridad de Barcelona en el barrio del Raval. El Raval, que había sido conocido como el “barrio chino” nombre asociado a la población marginal que lo componía, se empezó a remodelar a raíz de los Juegos Olímpicos de 1992 con el objetivo de disminuir su densificación y dignificarlo. Dentro de esta remodelación, en la zona norte del barrio del Raval, se ubica el CCCB y posteriormente se instalan otras instituciones, equipamientos culturales y educativos
En el dossier, queríamos explorar como estos tres equipamientos crean ciudad y territorio a través de su encaje en el entramado urbanístico y social, así como sus relaciones internacionales. Su presencia tiene unas implicaciones para las dinámicas sociales que se producen en los barrios, donde se sitúan, tanto más que todos han establecido vínculos con su territorio más próximo y han generado dinámicas comunitarias, en mayor o menor medida; además de articular redes más allá de Barcelona y de España.
Por otro lado, nos interesaba conocer cómo los grandes equipamientos de Barcelona gestan gobernanzas desde sus respectivas posiciones dentro del sector público y como es su articulación con las políticas culturales de Barcelona y de los diferentes niveles territoriales. A pesar de ser grandes estructuras, enmarcadas en parámetros de gestión pública, las tres instituciones han adoptado estructuras horizontales en red para hacer frente a los retos actuales.
Finalmente, queríamos conocer como los equipamientos culturales tienen que reinventarse, en pleno cambio del paradigma ilustrado, para poder responder a las necesidades de un público, que ya no espera lo mismo de ellos. En este sentido, es interesante ver como el MNAC y el Liceu están dándole un giro a sus respectivos modelos de equipamientos y los tres casos se encuentran inmersos en nuevas formas de trabajo, nuevos contenidos y temáticas, nuevas formas de presentación.
Así, las entrevistas abordan principalmente tres bloques. Por un lado, la relación con el territorio: desde una óptica de proximidad, pasando por las redes regionales y estatales, hasta las relaciones internacionales. Por otro lado, aspectos de gestión y gobernanza. Y, finalmente, el modelo de equipamiento cultural, donde el protagonismo recae en el trabajo con las comunidades y los nuevos temas de la agenda.
Las entrevistas realizadas por Cristina Rodríguez y Félix Manito se desarrollan con Judit Carrera, directora general del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), Valentí Oviedo, director general de Fundación del Gran Teatro del Liceo, y Josep Serra (Pepe Serra), director del Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC).
Judit Carrera considera que “la historia del CCCB es indisociable de la historia del Raval”, el barrio más intercultural de la ciudad de Barcelona, ya que un 56 % del vecindario proviene de otros lugares del mundo, además de ser el barrio más densamente poblado en una ciudad densamente poblada. “Desde nuestros orígenes, entendemos el barrio del Raval como un compromiso y como una forma precursora de estar en el mundo, no como un problema”. En la misma línea, Valentí Oviedo manifiesta que el Liceo “… tiene sentido más que nunca cuando se mezcla con las diferentes lenguas, con las diferentes culturas que alberga el Raval. Eso lo enriquece porque lo actualiza, lo dimensiona y lo pone mucho más al día, que si estuviera posiblemente en otra zona de la ciudad”. Por su parte, Pepe Serra considera que “(…) la relación con lo próximo es obligada, es decir, tienes que estar muy tejido y muy exigido por lo local”. A su vez, Pepe Serra manifiesta que el MNAC, como museo nacional, trabaja en red con otros museos de Cataluña y del resto de España, pese a la falta de articulación entre todos ellos, dibujando “un mapa de relatos y de ámbitos de competencia”.
¿Cómo se implican estas instituciones con el entorno? El CCCB dispone de un departamento de mediación que trata de “facilitar el acceso universal a la cultura como instrumento de democratización de la ciudad”. Para ello, trabaja con instituciones educativas del entorno, con entidades vecinales y asociativas del Raval, con una escuela de música (Xamfrà https://xamfra.net/), cuyo objetivo es la inclusión social que considera la práctica artística como un derecho… Desde el Liceo se ha dialogado “con las fundaciones, asociaciones y las más de veinte nacionalidades que hay aquí” en el Raval y la institución “tiene una dimensión de ciudad, también tiene una dimensión metropolitana y una dimensión de país”. Para ello, se han articulado dos bases de acción: una, la educativa, dirigido a Zonas Escolares Rurales (ZUR); otra, la plataforma digital Liceu+Live, mediante la cual se lleva virtualmente las artes escénicas, no solo la música, a todos los territorios y habitantes de de Cataluña; y una tercera, en alianza con Òpera Catalunya se realiza conciertos presenciales por todo el territorio catalán. El MNAC participa en la mesa del Plan de Barrios (https://www.pladebarris.barcelona/es/) de Barcelona, desde la que se dialoga con vecinos y entidades de un barrio en el que “hay desigualdades en el acceso a la cultura, de manera que hay gente que no viene porque no sabe que puede venir, otra que no viene porque le hablamos en un idioma que no entiende. El Museo lo que ha ido haciendo es trabajar con estas comunidades y encontrando su camino, sin banalizar el Museo…”. A escala de Cataluña, se ha creado una red de museos en la que se ha dibujado “un mapa de relatos y de ámbitos de competencia”, de manera que se descentralizan las exposiciones territorialmente, por temáticas, de acuerdo con la idiosincrasia cultural de cada territorio.
¿Es posible articular la intelectualidad de los contenidos de las tres instituciones con el entorno? Carrera considera que es perfectamente compatible: por ejemplo, “los chicos adolescentes del Raval son multilingües, hablan cuatro o cinco idiomas, lo que significa que pueden tener una introducción en primera persona con cualquier intelectual o escritor internacional que pase por el CCCB”. El Centro está enraizado en el territorio próximo y lejano: “más allá del Raval, la ciudad de Barcelona, el área metropolitana, tiene esta capacidad de trabajar con el territorio en un sentido muy amplio e intenso y, al mismo tiempo, estar en la primera liga internacional. Oviedo manifiesta que para lograr la relación entre lo intelectual y lo vivencial es preciso que “el vestíbulo esté lleno de animación para que todo el mundo pueda acercarse y, por lo tanto, la cultura sea accesible desde la institución”. Para Serra, el Museo ha de ser un instrumento de empoderamiento de las personas: “Lo importante es que el Museo deje de ser un prescriptor, para ser un conector, es decir preguntarse qué puede hacer el museo por materializar las cosas que querrían hacer los que están cerca”.
En cuanto a las relaciones interterritoriales más allá de Barcelona y Cataluña, a escala española e internacional, las tres personas entrevistadas tienen visiones en parte comunes. El MNAC realiza préstamos de sus fondos, colabora científicamente con otros museos y los equipos se conocen, a pesar de que el sistema español no está bien articulado. Internacionalmente, el Museo tiene una vocación mediterránea y latinoamericana, aunque se encuentra con dificultades para la internacionalización debido al sistema de obtención de fondos y de gobernanza, que requieren de una puesta al día. El Liceo mantiene una estrecha colaboración con el Teatro Real de Madrid, “hay trasvase de información, de mejoras continuadas, de aprendizajes de unos y de otros…”. Eso fortalece la proyección internacional, que se concreta en cuatro dimensiones: “la idea de teatro glocal”, las tournées de la orquesta del Liceo, las coproducciones internacionales y el espacio digital. Por su parte, el CCCB realiza coproducciones con instituciones públicas y privadas del ámbito español, principalmente, de Madrid, Bilbao, San Sebastián. Aunque se han realizado coproducciones con instituciones de otros países, la internacionalización es un reto estratégico. El objetivo es “estar inmersos en una conversación internacional de la que queremos ser protagonistas, entendiendo que no hay separación entre local y global”.
En cuanto a la gobernanza de las instituciones, es evidente su complejidad en el caso del Liceo, debido a la multiplicidad de actores que conforman su entramado institucional (Estado español, Generalidad de Cataluña, Patronato, Consejo de Mecenazgo), sin embargo, gracias al papel de la Presidencia de la Fundación, “el Liceu siempre ha sido un lugar de consenso”, manifiesta Valentí Oviedo. En general, el sistema de gobernanza requiere de una actualización, en opinión de Judit Carrera, “se ha perdido flexibilidad y autonomía de gestión” en pro de la transparencia y de la lucha contra la corrupción. En este sentido, reclama una nueva gobernanza de las instituciones culturales. Pepe Serra valora que “hasta ahora la gobernanza se ha hecho con poca imaginación, con más apariencia que efectividad, (…) falta voluntad de transformación real de la administración en las gobernanzas”. Es preciso tomar conciencia de la interdependencia y de la necesidad de suma y articulación de recursos, superando “las titularidades”, quién es propietario de qué y quién dispone de qué.
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Presidente y director de Fundación Kreanta. También coordina el programa Ciudades Creativas (www.ciudadescreativas.org), la editorial de la Fundación (www.kreantaeditorial.org) y es director de CCK Revista.
Emilio Palacios
Director adjunto de Fundación Kreanta. Licenciado en Historia Moderna y Contemporánea. Ha desempeñado responsabilidades de planificación, organización y gestión en los Departamentos de Trabajo y de Educación del gobierno de la Generalitat de Catalunya en los ámbitos del empleo, la formación profesional y la evaluación de la formación.
Gestora cultural y consultora de políticas culturales. Licenciada en Ciencias Políticas y de la Administración por la Universitat Pompeu Fabra y Máster en Gestión Cultural por la Universidad de Barcelona. Ha realizado numerosos planes estratégicos de cultura, mapas de equipamientos culturales y otros estudios sobre diferentes aspectos de la gestión cultural y políticas culturales locales, así como colaborado con diferentes publicaciones. Está vinculada a la Fundación Kreanta como coordinadora de proyectos y responsable de comunicación. También participa activamente en el movimiento asociativo en los ámbitos de la cultura y la educación, como co-fundadora y miembro activo de diferentes proyectos.