Creatividad aumentada: Inteligencia Artificial y prácticas culturales

Fundación Kreanta ha moderado el seminario de Ágora Cívica [1] sobre Creatividad aumentada: Inteligencia Artificial y prácticas culturales que se realizó el 29 de septiembre en la sala Prat de la Riba del Instituto de Estudios Catalanes con la participación de los especialistas internacionales: Alexandra Xanthaki; Guillaume Prieur; Octavio Kulesz y Eva Sòria. El seminario abordó los límites, potencialidades y dilemas éticos de la inteligencia artificial aplicada a procesos creativos y su relación con la cultura, desde distintas experiencias, contextos y puntos de vista. En este artículo se resumen los temas tratados y las propuestas y recomendaciones formuladas por los ponentes.

En su función como Special Rapporteur on Cultural Rights en Naciones Unidas, Alexandra Xanthaki [2] ha publicado recientemente un informe sobre La Inteligencia Artificial y la creatividad, comienza la sesión presentando sus principales conclusiones. Según Xanthaki, el desarrollo acelerado de la IA ha estado impulsado por un discurso de progreso y desarrollo positivo, aunque también genera consecuencias negativas importantes en la ciudadanía respecto a sus opciones de expresión y sus derechos a la cultura y la creatividad. Esta explosión de la IA nunca ha ido acompañada por leyes específicas que regulen su uso ni que mitiguen sus consecuencias, lo que ha beneficiado enormemente a las corporaciones tecnológicas transnacionales que la desarrollan. El futuro de la IA debe ser transparente y estar sometido a una legislación clara que asegure que la IA trabaja al servicio de los seres humanos, y no al contrario. Además, debería garantizar que la IA no perpetúe las desigualdades estructurales de la sociedad actual, sino que promueva narrativas diversas y matizadas que respeten la creatividad de todas las personas.

Guillaume Prieur [3] destaca también la necesidad de regulación, especialmente en el ámbito de la creación artística y los derechos de autor. Según Prieur, estamos ante una situación crítica, donde la mayoría de las obras culturales y artísticas ya se han usado para entrenar la IA y existen muchas empresas que obtienen beneficios enormes de este entrenamiento, sin la autorización previa de sus creadores. Actualmente no existen barreras técnicas para impedir esta escala de piratería sobre los derechos de autor, sino voluntad empresarial para hacerlo, así como ausencia de consecuencias cuando no lo hacen.

Octavio Kulesz [4] sigue en la misma línea de reflexión hablando del impacto de la IA en las industrias culturales, afirmando que actualmente la IA “está sacudiendo los conocimientos de todos los sectores culturales y creativos” a nivel mundial, afectando cada eslabón de la cadena de valor. El tema existe desde hace, al menos, quince años: todas las plataformas culturales digitales ya funcionaban guiadas por algoritmos. Hoy es especialmente evidente en los primeros eslabones de la cadena de valor, pues la IA es capaz de generar contenidos rápidamente o retocar obras artísticas ya existentes. Aunque la IA generativa brinda oportunidades (por ejemplo, superar el síndrome de la hoja en blanco, catalizar la productividad mediante prompts de resultados instantáneos, avanzar en la producción digital y audiovisual), Kulesz señala que también plantea muchos retos y problemas. En el momento actual está generando gran cantidad de contenidos de calidad mediocre y sin valores, creando serias amenazas a los derechos de autor e ignorando las reglas fundamentales de la investigación, como la cita de autores y sus ideas, borrando los vínculos con el pasado y con la base académica y artística que hacen posible los textos de calidad.

Finalmente, Eva Sòria [5] trata la cuestión de la IA y la propiedad intelectual, planteando la pregunta central de si, desde el punto de vista jurídico, puede reconocerse la autoría de una obra realizada con (o por) IA, ya que hoy muchos artistas trabajan con la IA como tecnología de co-creación. En este sentido, proporciona ejemplos como el Humanoid Ai-Da, que expone su obra en la Bienal de Venecia, o las subastas de Christie’s con obras realizadas por artistas reconocidos que trabajan con IA, como Refik Anadol o Holly Herndon. También explica el proyecto Domestic Data Streamers, que combina la IA con valor social: un colectivo de jóvenes interdisciplinario trabaja la memoria sintética en residencias de personas mayores, ayudandolos a reconstruir sus memorias mediante prompts digitales. A pesar de estas posibilidades, Sòria aclara que existe mucha resistencia por parte de la comunidad artística, como demuestra la carta abierta firmada por más de 5.500 artistas que solicitan a Christie’s dejar de vender obras generadas con modelos de IA entrenados con trabajos protegidos por derechos de autor, sin licencia.

Sòria revela que actualmente el estado de opinión en el mundo jurídico es que obras con una parte significativa realizada mediante prompts no están protegidas por la ley de propiedad intelectual, pues se trata de una cuestión de derechos morales y en Europa tienden a protegerse estos derechos. Sin embargo, la ley sí permite el entrenamiento de modelos de IA con obras artísticas, ya que existe una base legal que permite a los algoritmos acceder a datos para diferentes fines si los usuarios no rechazan este uso de sus datos.

Propuestas y recomendaciones

Desde diferentes perspectivas y ámbitos, todos los ponentes defienden la necesidad de aumentar la regulación del uso de la IA en relación con la cultura. Consideran esta regulación absolutamente necesaria para salvaguardar tanto los derechos culturales de la ciudadanía como los derechos de los creadores y de propiedad intelectual en los distintos sectores culturales.

Por su parte, Xanthaki concluye que es necesario exigir que los Estados implementen medidas para regular el uso de la IA, situando en el centro los derechos culturales y la creatividad de toda la ciudadanía, no solo de artistas y trabajadores culturales, para garantizar a todas las personas el acceso y la participación en la vida cultural y el disfrute del derecho a la creatividad en su día a día. La IA puede tener potencial positivo para la ciudadanía, pero solo si se canaliza de manera concisa, regulada y respetuosa en cuanto a producción y protección de datos y derechos culturales.

Prieur señala que los Estados deberían actuar en cuatro líneas concretas:

  • Observar y controlar los efectos de la IA para tener una imagen clara de su impacto y riesgos.
  • Promover la negociación colectiva en sectores relevantes para el uso de la IA, como el audiovisual.
  • Fomentar políticas públicas y apoyo directo a la creación de proyectos creativos humanos que no usen IA, legitimando iniciativas que no anulan la creatividad humana.
  • Reforzar normas internacionales sobre uso y regulación de la IA para priorizar la creatividad humana y proteger los derechos de propiedad.

Kulesz defiende un enfoque dual para avanzar: por un lado, combatir la falta de voluntad política para regular un sector tan relevante política y económicamente, y por otro, incrementar las oportunidades de formación, capacitación y sensibilización para los creadores, así como promover colaboraciones entre la administración pública y los creadores o start-ups que crean y distribuyen obras culturales y artísticas. También defiende una mayor transparencia en el uso de datos de la ciudadanía y una protección más firme de los derechos de autor.

Sòria considera que la ley actual de propiedad intelectual protege más a los algoritmos que los derechos individuales, y plantea la necesidad de pensar en un futuro donde la ley proteja más a los artistas que a sus obras.

 


Notas al pie

[1] Dada la importancia de la celebración en Barcelona de la conferencia MONDIACULT 2025, las instituciones catalanas (Generalitat de Catalunya, Ayuntamiento de Barcelona y Diputación de Barcelona) y el Ministerio de Cultura han acordado impulsar conjuntamente un Ágora Cívica para, a través del debate y la presentación de experiencias y reflexiones locales e internacionales, pensar colectivamente en el papel de la cultura en la construcción de las sociedades contemporáneas. El Ágora Cívica de MONDIACULT 2025 quería, así, establecer puentes con las temáticas que se trataron en la reunión intergubernamental. Tuvo lugar en diversos equipamientos de Barcelona entre los días 26 de septiembre y 1 de octubre, y buscaba incidir en los debates de MONDIACULT, favorecer un debate ciudadano sobre las temáticas de la agenda y fomentar las conexiones entre agentes culturales locales e internacionales (https://agoracivica.cat/es/).

[2] Alexandra Xanthaki, es profesora de Derecho en la Universidad Brunel de Londres. Es la actual Relatora Especial de la ONU en derechos culturales desde octubre de 2021 y su último informe, ha estado centrado en el impacto de la Inteligencia artificial en los derechos culturales (https://docs.un.org/en/A/80/278).

[3] Guillaume Prieur es presidente de la Federación Internacional de Coaliciones para la Diversidad Cultural (FICDC) desde junio de 2023.

[4] Octavio Kulesz, filósofo, editor, director de la editorial electrónica Teseo y experto de la UNESCO en materia de inteligencia artificial y cultura

[5] Eva Sòria, directora de Sectores Culturales del Instituto de Cultura de Barcelona y miembro de ALADDA (Asociación Literaria y Artística para la Defensa del Derecho de Autor).

Laboratorio de ideas con el objetivo general de generar conocimientos, valores y estrategias en el ámbito de las políticas públicas locales, así como de forma más amplia en los sectores de cultura y educación.

Deja una respuesta

Contacte con nosotros

A dolor placerat interdum felis urna ullamcorper montes adipiscing a orci magna ridiculus condimentum parturient a.